En homenaje a la generación de los años cincuenta y sesenta, proyectamos un belén en las azoteas de Barcelona.
Espacios abiertos y su vez íntimos, son punto de encuentro de los vecinos del edificio, quienes tienden la ropa al sol y comparten verbenas, fiestas y juegos infantiles.
Sobre esta piel urbana, el belén cobra vida y las escenas del pesebre tradicional saltan de azotea en azotea.
Un montaje intenso como punto final a seis meses de trabajo, desde la idea inicial hasta la producción, para ser visitado durante seis semanas en la Plaça Sant Jaume de Barcelona.